Cuando hace unos años atrás nos preguntábamos cuántos serían los que hacíamos origami, nuestras mejores y más optimistas apuestas no llegaban a dar cuenta de lo que resultó ser nuestra realidad actual.
Veníamos de un largo silencio, con intentos individuales o de pequeños grupos, nos costaba pensarnos diseminados por este largísimo y anchísimo país que es el nuestro, y encontrar la manera de apostar a conocernos, y romper con ese silencio, aunque sólo fuera a través de las maravillosas tecnologías actuales.
La lista iniciada por Patricia Apter, fue el puntapié del intento de nuclearnos, que hoy, más consolidado nos lleva a tener un órgano de comunicación. Esa lista fue y es, el esfuerzo por darnos una palabra clave que nos convoque a todos, esa palabra es y será por sobre las diferencias, Origami.
Y desde allí, intentar fortalecernos en la unión y en el encuentro, para sumarle a origami, otra palabra clave, Argentina, y encontrar, en ello, nuestra propia identidad, desde los recortes del pasado, casi desconocido, sumada a la fuerza del presente y tratando de acompasar el andar de los que ya, individualmente andaban, con los que quisieran dar sus primeros pasos.
Esa suma nos dio Origami Argentina, un espacio desde donde empezar a construir otros horizontes.